El majestuoso monasterio benedictino Sant Pere de Rodes está situado en el municipio de Port de la Selva en el Cap de Creus. Construida entre los siglos X y XII. de estilo romano. Desde 1930 es monumento de importancia nacional.
Desde tiempos inmemoriales, muchas leyendas han estado asociadas al monasterio, lo que aumentó su estatus y llenó de misterio a su creación y existencia. Una de las leyendas cuenta que fue construido en el sitio de un templo pagano en honor a Pyrene, amada del dios griego Poseidón. Según otra versión, fue construido como un regalo a Dios por varios cristianos que sobrevivieron milagrosamente en un naufragio. Y las reliquias de San Pedro supuestamente fueron dejadas aquí por tres sacerdotes que se vieron obligados a huir bajo la amenaza de un ataque de los babilonios.
Pero la leyenda más común dice que el monasterio fue fundado en el año 610, durante el reinado del emperador bizantino Focas. Roma estaba en peligro inminente, y entonces el Papa decidió llevar a un lugar seguro la cabeza del Santo Apóstol Pedro, su mano derecha y las reliquias de algunos otros mártires, así como una vasija con la sangre de Cristo. Las reliquias fueron entregadas a los fieles y enviadas por mar hacia la ciudad griega de Rod (las ruinas de Empuries), y de allí al monte Verdera, donde fueron escondidas. Cuando llegó el momento de regresar por las reliquias, no fueron encontradas en su lugar original. Al mismo tiempo, se decidió fundar aquí un monasterio, cuyo nombre contiene el nombre del Apóstol Pedro - San Pedro.
Numerosas leyendas sobre el becerro de oro están asociadas a la fortaleza. Supuestamente, una reina lo escondió allí hace mucho tiempo. Otra leyenda habla de judíos que escondieron al becerro de oro en los sótanos de una fortaleza antes de ser expulsados de tierras catalanas (Vilajuïga significa literalmente pueblo judío). Pero la leyenda más famosa es sobre el sultán árabe, que tenía muchas riquezas, entre las que se encuentra el mismo becerro de oro. Durante la reconquista huyó por pasadizos secretos que conectaban la fortaleza con el mar. La leyenda dice que el sultán con el becerro de oro nunca llegó al mar, y sus restos y el becerro de oro ahora están enterrados en algún lugar de los pasajes subterráneos.
¿Cómo llegar hasta el monasterio? Como digan los lugareños, la forma más cómoda de llegar es desde Port de la Selva. Entrando en la ciudad, en algún punto verás un cartel que te llevará al monasterio. Otra carretera sale desde el pueblo de Vilajuïga, siguiendo las indicaciones del cartel correspondiente. Lo ideal, calcular una hora de regreso del monasterio al atardecer. Como recompensa, contemplarás a unas vistas únicas de las calas, los colores nocturnas del Port de la Selva y la sensación de un acontecimiento mágico en general.